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Día de los difuntos en el norte argentino

El mediodía del día 1° de noviembre es la hora señalada para que las puertas del Reino de los Cielos se abran para que las almas visiten a sus familiares en la Tierra por un día completo. En Tilcara, este ritual moviliza al pueblo e irrumpe en la cotidianidad de cada familia. Muchos días antes se acumulan bolsones de harina que servirán para producir el pan en sus diferentes formas para ofrendar a quienes partieron ya de este mundo.

La Fe para creer que ese ser querido vuelve para compartir la mesa con quienes lo amaron en vida es la Fe en una vida eterna, donde esas almas van preparando el banquete celestial, a la espera de quienes todavía están en este mundo. A medida que pasan las horas las casas se abren. Se comparte. Con quienes conocieron al difunto y con aquellos que lo acompañaron en vida.

El lunes por la tarde, el Padre Miguel celebró la Santa Misa en el cementerio de Tilcara ante más de 200 personas que oraron por las almas de sus familiares y amigos. Una vez finalizada, el sacerdote rezó un responso por las almas que se fueron en el último año.

Recién al mediodía del día siguiente la mesa de ofrendas se levanta. Las familias se unen para compartir la comida. Los panes, que son los que ocupan la mayor parte de la mesa, pero también todos aquellos alimentos que eran del gusto del ser querido cuando éste vivía. Así, se pueden observar desde carne asada hasta platos típicos regionales, pasando por golosinas, chocolates, tortas, empanadas, cigarrillos, cervezas y hasta licores.

En este año difícil, esta celebración tiene una emotividad diferente. Muchas "almas nuevas", cuyos familiares pueden volver a sentir la presencia del ser querido por primera vez desde su partida, y en medio del dolor y del duelo, recordarlo con sus sabores y aromas predilectos.

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