Este 7 de agosto, Día de San Cayetano, significó una celebración inédita y distinta para los devotos al Santo del pan y el trabajo. El contacto con la imagen, en el espacio verde de la parroquia sobre Pilcomayo, que acompaña siempre al peregrino, fue solo visual, acompañado de un servidor que constantemente era rociado con alcohol, cuidando a cada persona, en este tiempo de pandemia. El pedido de agua bendita y bendiciones a distintos objetos fue incesante, y mantuvo atento al grupo de voluntarios que colaboran en la parroquia. A las 15 horas nuestro padre obispo Raúl, celebró la Santa Misa, de manera online, respetando el protocolo previsto. “Hay ausencias que siempre gritan presencia…”, así inició su homilía nuestro Padre obispo .“… cada 7 de agosto nos reunimos en familia porque hay un Dios que a través del Santo patrono nos convoca a todos. Hoy vemos un templo vacío, pero seguro que tenemos un templo lleno de cada uno de ustedes que nos siguen de casa, de cada uno de los pampeanos que se agarran del Santo para llegar a Jesús.” También reflexionó el Padre Obispo en su homilía: “Hoy trajimos en el corazón a todo nuestro pueblo y no es difícil imaginar tantos rostros con tantas necesidades, que la están pasando mal, los enfermos, los que están viviendo el día a día, desanimados, los que están ansiando el abrazo con el nieto… Pero también la alegría, rostros con esperanza, porque los que nos agarramos a Jesús siempre tenemos razones para tener esperanza siempre tenemos razones para seguirla luchando porque sabemos que nuestra esperanza no queda defraudada.“ Luis Varela, Santa Rosa, La Pampa.