13-07-2020
La Iglesia Sagrada Familia y el uso de las redes sociales durante el COVID-19
Mariano Del Río es el Párroco de la Iglesia Sagrada Familia, y como todos, se encuentra afectado con la actual situación de pandemia, sin embargo elige desde su lugar, ayudar. Pero no está solo, lo acompañan muchos voluntarios, la mayoría de ellos de muy jóvenes, que motivados por el amor y la Fe en Dios salen a dar una mano.
“No fue tan fácil esto. Nunca nos imaginamos que no íbamos a poder estar en la iglesia, que no íbamos a poder celebrar misas. Hicimos una reflexión comunitaria acerca de qué teníamos que hacer para seguir cerca de la gente y seguir anunciando a Jesús”. Así empieza Mariano contando cómo los tomó por sorpresa la repentina noticia del aislamiento social, y cómo pese a la adversidad, encontraron en las redes sociales una manera de acercarse a muchos más fieles. “Las redes fueron un aporte muy importante en este momento y nos hizo llegar a mucha gente. Muchos te dicen: `en casa estuvimos mirándolo con mi hijo, con mi esposa´. Este distanciamiento provocó una cercanía diferente, que es propia de las redes sociales, pero también del Espíritu Santo. Mi gran preocupación como párroco es hacer presente a Jesús en la vida de la gente y las redes sociales nos permitieron esto, seguir acercando la Palabra de Dios”.
“En estos tiempos donde la gente no puede ir a misa esta conexión es la mejor forma de llegar a todas las casas y armar, como Francisco nos dice, una iglesia dentro de cada familia. No reemplaza el encuentro comunitario de una misa tradicional, pero en estas circunstancias fue un recurso maravilloso y Dios nos abrió esta puerta para seguir llegando a su Pueblo”, aporta el párroco Mariano.
Y no es sólo la liturgia, también no cuenta que en la Parroquia se organizaban charlas los días viernes que contaban con cincuenta asistentes, ahora entre ciento cincuenta y ciento ochenta personas participan virtualmente de dichas reuniones, e incluso ya pidieron que las mismas continúen una vez finalizado el aislamiento, ya que de esta manera las pueden escuchar en sus trabajos, en sus casas o en algún momento que tengan libre si no pueden escucharlas de manera presencial.
En tiempos difíciles, es crucial la función de la Iglesia. “Nosotros tenemos un espacio llamado Casa Nazareth, que es la sede parroquial de Cáritas. Se trata de un proyecto muy grande que consiste en ayudar a los más necesitados, con un aproximado de doscientos voluntarios. A partir de la pandemia tuvimos que cambiar el foco y ocuparnos de lo más urgente en este momento, que es que la gente pueda comer”, explica Mariano.
Esta pandemia es una situación que nos atraviesa a todos y deja a la vista las grandes desigualdades que hay en la sociedad. Mariano nos cuenta que son cada vez más las personas a las que les dan una mano, y que eso no sólo significa acercar un plato de comida, sino también esas respuestas, esas palabras que sólo pueden encontrar en Dios.
“Tenemos que luchar contra el COVID, cumpliendo con todas las precauciones por supuesto, pero no es el único virus contra el que peleamos, hay otros dos igual de peligrosos, que son el hambre y la indiferencia. Como comunidad salimos al encuentro de la gente que está más necesitada. Primero llegaba mucha gente en situación de calle a pedir su vianda y se le brindaba una contención. Pero ahora están viniendo muchas familias del barrio que no pueden trabajar, y ante ellos nuestra comunidad debe dar una respuesta. No sólo se viene a buscar el plato para alimentar la panza. También se viene a buscar ayuda, contención, alguien que te escuche, que te pregunte cómo estás, y a veces eso alimenta tu alma y tu espíritu. Y con eso la persona se va fortalecida en su interior”.
Con la ayuda de un nutrido grupo de voluntarios, Mariano lleva adelante una función social muy importante, y para eso la Casa de Nazareth tiene sus puertas abiertas. “Esta es la casa de todos. No te preguntamos religión ni ideología. Esta es tu casa siempre, ese es el mensaje. Quienes vienen acá no sólo encuentran una identificación con la Fe sino también un lugar en el que se sienten queridos y acompañados, donde encuentran una respuesta y eso es un camino que lleva hacia Dios. La gran espiritualidad que intentamos transmitir en Casa Nazareth es que la persona que nos viene hoy a pedir es Jesús que está golpeando tu puerta”.
Para el final, Mariano da un mensaje de resiliencia. “En medio de la pandemia ha salido lo mejor de nosotros, y mucho de eso tiene que ver con el compromiso con el otro, el estar cerca de quien te está necesitando. Hoy contamos con muchos jóvenes que colaboran como voluntarios, y en ellos puede más el amor y el compromiso que el miedo. El otro día vino una chica después de dos meses de estar en su casa por miedo al contagio. Cuando llegó se puso a llorar de lo feliz que estaba de poder ayudar a otros”.