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Centenario de la coronación de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya.

La celebración por el centenario de la coronación de la Virgen del Rosario de Río Blanco y Paypaya se hizo esperar un año, pero valió la pena el tiempo transcurrido para volver a vivir la Fe y la devoción del pueblo jujeño por María. La pandemia postergó un año los festejos, sin embargo los 101 años se juntaron con el centenario en la inolvidable jornada del 30 y 31 de octubre.

El sábado al mediodía, en el atrio de la Catedral, la Camerata San Salvador tocó para la Virgen. Ante la presencia de fieles, del Obispo de Jujuy, César Daniel Fernández, y del Nuncio Apostólico Miroslaw Adamczyk, la orquesta brindó su gracia durante 40 minutos. Por la tarde, otra orquesta, la Sinfónica de Jujuy, debió interrumpir su homenaje a la Virgen debido a una copiosa lluvia. No obstante, durante unos minutos los fieles presentes en la Catedral pudieron disfrutar de bellas melodías.


El día domingo tuvieron lugar las celebraciones. Por la mañana, en Río Blanco, miles de fieles peregrinaron para rendirle culto a la Virgen. La misa fue presidida por el Nuncio. Momentos muy emotivos se vivieron, con la gran cantidad de peregrinos que se acercaron desde distintas latitudes. Algunos lo hicieron viajando miles de kilómetros, como por ejemplo desde Buenos Aires, para agradecer. Otros, caminaron durante una hora desde San Salvador para cumplir con el ritual de todos los años de visitar a la Virgen. Mucha presencia de familias enteras, con dos y hasta tres generaciones que continúan con la tradición de venerar a María. En las intenciones, los fieles pidieron por las almas de aquellos seres queridos que fallecieron durante la pandemia, por salud, paz y trabajo.


Por último, la celebración principal se llevó a cabo al aire libre en la Catedral de San Salvador. Con las calles teñidas con los colores de la Virgen y de la bandera papal. Cumplidas las 18 horas la imagen de María salió de la Catedral acompañada de sacerdotes, arzobispos, obispos, religiosos y fieles, recorriendo las calles aledañas hasta llegar al escenario, ubicado justo enfrente al templo principal. La banda musical de la Policía acompañó también el recorrido. Banderas, globos e imágenes de Nuestra Señora adornaron el paisaje de la plaza principal.


En el mismo momento en que dio comienzo la Santa Misa una lluvia incesante regó la tarde. Nadie se movió del lugar. Todos los fieles se mantuvieron firmes frente al altar ubicado en el escenario, porque como dijo el Obispo un rato antes de la celebración: "no es una lluvia, es la Virgen que nos bendice".

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