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SEÑOR Y VIRGEN DEL MILAGRO - SALTA

Celebraciones hay muchas y muy variadas a lo largo y a lo ancho del país. Muchas veces las noticias se centran en el número de peregrinos, en la imagen de los fieles colmando las calles, en el rezo final en el lugar de destino. Sin embargo, en cada peregrino hay una historia para contar. La festividad del Señor y la Virgen del Milagro se celebra en Salta. La historia cuenta que la Virgen les pidió, a los aterrados pobladores ,que saquen al Cristo de procesión para que cesen los temblores. Y hoy es venerada todos los 15 de septiembre por más de ochocientos mil peregrinos. Pero las historias arrancan mucho antes del día de la celebración, y hay quienes desde el 1º de septiembre ya comienzan la procesión bajando desde los cerros. Y allá van, desde San Antonio de los Cobres y tantos otros lugares, con las montañas de fondo, ocupando un carril de la ruta, muchos con sus cascos de mineros que caminan para pedir por su fuente de trabajo, soportando el frío y la nieve, el bello paisaje de día y la oscuridad de la noche de fondo. Entre la multitud se ve gente de todas las edades. Adultos mayores y niños, a los cuales se los suele preservar dándoles la posibilidad de viajar en camiones. Cuando baja el sol y es momento de descansar, sale a la luz la solidaridad de la gente de los pueblos o parajes, que abren sus casas para darles cobijo y comida a los peregrinos. Otras noches, la oscuridad sorprende en medio de la ruta, y hay que usar frazadas y bolsas para dormir. Ahí también aflora la solidaridad entre los fieles, para darse palabras de aliento mutuamente o prestar un hombro si alguno camina con dificultad. En cada paso de cada peregrino hay una demostración de fe. El correr de los días los acerca al destino. Ahí, los peregrinos se multiplicarán, confundiendo a esos miles que bajaron de las montañas, con los que viven en la ciudad. Y es la Fe la que los une en una misma imagen. Para Rosa Aramayo, que es peregrina y muchas veces ayuda a curar las ampollas de sus compañeros es “una experiencia inolvidable, una se siente más cerca de Dios. Es algo único lo que se vive. Te moviliza tanto que querés ir a misa, confesarte, comulgar. Siento orgullo como salteña y como devota del Señor y Virgen del Milagro”. La voz de Rosa podría ser la de cualquiera de los cientos de miles de peregrinos que llegaron a destino, y bailan, ríen y le agradecen a la Virgen. Y como cada 15 de septiembre todos los peregrinos están junto al Señor y la Virgen del Milagro dispuestos a renovar el Pacto de Fidelidad, para que ellos los protejan de cualquier temblor. Como cuando la historia comenzó.
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