“Soy Cyntia Romero y soy Virgen consagrada. Vengo caminando en la Iglesia hace muchos años, pude estudiar y trabajar de lo que había estudiado, pero llegó un momento en la vida que sentí que mi relación con Dios necesitaba un paso más porque mi compromiso con Él era otro. No me veía dentro de una Congregación o de una Comunidad hasta que descubrí la Orden de Vírgenes Consagradas, que es la manera en que yo puedo servir al Señor, porque combina el que pueda seguir con mi vida secular, trabajar en mi profesión y mi actividad cotidiana, pero con un compromiso con Dios primero y con la Iglesia de manera más formal.

Cuando yo me preguntaba por la vocación, me animé a rezar y preguntarle a Dios qué quería de mi, yo no sentía un llamado a la vida religiosa, pero sí después de trabajar, caminar y participar de distintas pastorales, mi vida fue madurando y ahí sentí que tenía que seguir mi camino junto a Dios, pero de otra manera, con un compromiso más fuerte.

La Fe para mí es la certeza constante y cotidiana de que Dios está. A veces cuesta sentirlo, pero esa certeza mantiene la seguridad en el camino, es también una decisión de apostar a Dios todos los días, de elegirlo a Él siempre.”