"Desde niño fui a grupos parroquiales, en especial en Acción Católica y siempre sentí inquietud por la figura sacerdotal. Aunque muchas veces, no quería ni pensar en serlo yo, mientras más negaba la pregunta, más resonaba en mi interior. Estudié dos carreras, las cuales ninguna terminé, salía con mis amigos, todas las cosas que uno hace cuando es joven pero no encontraba nada que llenara el vacío. Hasta que un día, estando en un retiro de Acción Católica, me pregunté a mí mismo por qué no quería ser sacerdote. A partir de ese momento y de ese retiro, comencé una búsqueda profunda y tomé la decisión de entrar al seminario.

La experiencia en el Seminario San Carlos Borromeo tuvo luces y sombras, amigos y formadores, que han podido irme guiando en todos los momentos, tanto en los difíciles como en los buenos. Pero desde que entré en el seminario, sentí la paz de que estaba haciendo lo correcto, de que ese era mi camino, cosa que nunca me paso con las carreras que hice y con los trabajos que tuve. Era la paz que encontré solo con Él. Hoy, después de tantos años de formación y experiencias pastorales, fui ordenado de sacerdote.

No tengo más palabras, gestos, fotos, recuerdos, para dar las gracias a Dios por haberme elegido, así como soy, con mis limitaciones, con mis cosas buenas, con mi pecado, por es así como Dios me ama y desde ahí quiere convertirme en herramienta para que muchos otros puedan conocerlo", contó el Sacerdote.